La Universidad para perros de Ukridge

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La Universidad para perros de Ukridge es un relato de P.G. Wodehouse.

Resumen

Stanley Featherstonehaugh Ukridge, abreviado en Ukridge, es uno de los personajes recurrentes en las disparatadas historias de Wodehouse. En este caso, ha tenido la genial idea de conseguir dinero a través de la enseñanza de perros para, una vez con los trucos aprendidos, venderlos por una cuantía muy superior a la que le ha costado. Su sueño es establecer una universidad para perros y dirigir todo el negocio desde arriba.

Personajes

Ukridge: Es un vividor que subsiste a base de ingeniosas ideas. En este relato, quiere adiestrar perros. Siempre pide dinero prestado y es raro que consiga devolverlo. Es muy avispado.

George Tupper: Es amigo del colegio de Ukridge. Le tiene una gran estima, por lo que no le importa dejarle algo de dinero mientras piensa en una mejor solución para el chico.

Jimmy Corcoran: Es el amigo de Ukridge que cuenta la historia. Aunque lo conoce, tampoco duda en ayudarlo en la manera que puede.

Mr. Nickerson: Es el casero de Ukridge durante su estancia en el campo.

Resumen extenso

El relato se inicia con la aparición de Ukridge en el apartamento de su amigo Corky, a quien intenta proponerle que sea su socio capitalista para el negocio que tiene pensado, uno muy lucrativo según él. Pero Corky no tiene dinero, así que Ukridge le pide media corona para ir tirando. A continuación, Corky nos relata la amistad que lo une a Ukridge. Se conocen desde la escuela, pero hubo un largo paréntesis entre ellos porque al chiquillo lo expulsaron. Se escapó a una feria local y llevó durante toda la noche la gorra de la escuela, por lo que su falta era indiscutible. Desde entonces, la amistad es intermitente y se ven de vez en cuando, Ukridge necesita algo.

George Tupper pone al corriente a Corky de la situación actual de Ukridge. Le dice que está viviendo con su tía, una mujer muy rica. Corky se lo encuentra un día por Oxford Street y ve que el pobre Ukridge no parece él de lo arreglado que va para complacer a su tía. Ukridge reconoce que es un asco de vida. Una tarde cualquiera, Ukridge se presenta en casa de Corky y entabla amistad con su mayordomo, algo que a Corky le parece muy curioso por la personalidad de su criado. No le da mayor importancia y, cuando repara en el salón, se da cuenta de que hay seis perros pekineses. Ukridge le revela su plan maestro: quiere amaestrar a los perritos para presentarlos a un music hall, un tipo de espectáculo muy británico.

Ukridge se retira al campo con los perros y al poco tiempo envía un telegrama a Corky pidiéndole ayuda. Corky acude de inmediato y descubre que Ukridge tiene deudas con medio pueblo y su casero, que se ha llevado a los perros como fianza porque no le está pagando el alquiler. Mientras tanto, piensan en quién puede prestarle dinero y el nombre de George Tupper sale a relucir en la conversación. Corky va a la ciudad de nuevo en su busca: George accede a dejarle algo de dinero, pero eso no puede ser definitivo, así que piensa en buscar fondos para la financiación del proyecto perruno de Ukridge.

Corky vuelve al campo y visita, junto a su amigo Ukridge, la casa de Mr. Nickerson, el casero. Los perros están allí. Ukridge tiene el dinero que le ha prestado George que es suficiente para cubrir su deuda. Tras una acalorada discusión, el casero acepta el dinero y le devuelve a los perros, pero cuando van abuscarlo... ¡los seis pequineses han desaparecido! Ukridge está muy contrariado, enfurecido y frustrado, pues su inversión se ha escapado. Amenaza con demandar a Nickerson alegando que su amigo Corky es abogado. El casero le devuelve el dinero intentando llegar a un acuerdo, está muy sorprendido de la ausencia de los perros y muy arrepentido.

Cuando Corky y Ukridge regresan a la casa, los seis perros están allí. Ukridge los cogió la noche anterior por un agujero del cobertizo donde Nickerson los tenía guardados. También es cuando Corky le dice que Tupper cree en su proyecto y ha ido a hablar con su tía para que se lo financie. Ukridge se asusta y revela que los seis perros son de su tía, ¡a la que se los cogió prestados! El relato termina con Corky escabulléndose cuando aparece la airada mujer a pedir explicaciones.