El superviviente
El superviviente es un relato de terror de August Derleth creado a partir de las notas de H.P. Lovecraft.
Resumen
Un anticuario se encapricha con una casa, a pesar de escuchar que está endemoniada. Allí encuentra los papeles de unas curiosas investigaciones científicas, por lo que intenta averiguarlo todo sobre su anterior inquilino.
Personajes
Alijah Atwood: Es el anticuario, protagonista y narrador de la historia. En la casa Charriere ve muchas posibilidades, pues su ojo entrenado para objetos exóticos y antiguos le advierte de que ese lugar tiene algo. Su espíritu curioso y no es un hombre fácil de asustar. Doctor Charriere: Es el antiguo inquilino de la casa Charriere, nombrada así por algún antecesor. Lo único que se sabe de él es que fue cirujano y que murió en 1927 en Providence, donde se localiza la casa. Gamwell: Es amigo de Atwood y le desaconseja que alquile la casa por la fama que tiene. Está enfermo, a punto de morir. El doctor no le recomienda excitarse. Hepzibah Cobbett: Una anciana vecina de la casa Charriere que augura que el anticuario Atwood no vivirá mucho tiempo en esa casa. Al estar mayor, la mayoría de la gente cree que la mujer está loca.
Resumen extenso
En la introducción del relato, Alijah Atwood dice que no quería volver a hablar sobre el suceso de la casa Charriere, pero se ve obligado a ello para esclarecer los hechos o por si se culpa a alguien incorrectamente por los sucesos que acontecieron durante su estancia. Tras dar sus explicaciones, inicia su relato situándonos en su visita a la ciudad de Providence, en Rhode Island. Enseguida se encapricha de la casa Charriere situada en la calle Benefit y habla con un amigo que reside en la ciudad, Gamwell, para que le cuente todo lo que sabe de la casa, pero este le desaconseja vivamente habitarla, pues está familiarizado con los rumores sobre cosas extrañas que circulan por la casa.
Atwood, lejos de ser disuadido por la advertencia de su amigo, decide alquilarla de todas formas. Se entera de que hubo otros inquilinos, una familia, que la abandonaron al mes por el olor a humedad que desprendía, nada especialmente extraño. En su inspección descubre dos habitaciones intactas: el despacho del cirujano y una especie de sala de operaciones. Es una casa grande, así que la familia anterior podía haber vivido sin tener que tocar esas habitaciones, por lo que al anticuario no le sorprende. Lo que sí le llama la atención son los papeles del despacho del doctor Charriere. Parece muy interesado en la biología de los saurios.
Mientras tanto, Atwood, intrigado por el cirujano, va haciendo pesquisas. Los abogados que detentan el derecho sobre la casa solo pueden decirle que el señor Charriere dejó una cuantiosa suma de dinero para pagar los impuestos y que la casa se mantuviera en pie hasta que se lograra localizar a algún pariente suyo que la pudiera heredar. Poco más, así que decide enviar telegramas a diferentes amigos que tiene repartidos por el mundo para lograr saber algo más de este intrigante personaje. Nadie le devuelve información que pueda utilizar, aunque de Francia llega una nota diciendo que sí hubo un nacimiento de un Jean Françoise Charriere en el siglo XVII. Esta fecha está muy lejana de la muerte del doctor, así que Atwood llega a la conclusión de que solo puede tratarse de un antecesor del mismo.
Una vecina, una tarde, le comenta a Atwood que alguna vez ha visto cosas raras, algo que ladra como un zorro y va encorvado, normalmente lo ve junto al pozo de la casa. Es un detalle extraño que Atwood toma con pinzas porque la señora Cobbett es muy anciana. A eso se suma la somera descripción de Gamwell, que solo puede decir del cirujano que tenía la piel muy áspera. Atwood se obsesiona con la identidad del inquilino mientras sigue leyendo sus estudios. Encuentra una especie de diario cuya primera entrada está fechada en el siglo XVII, por lo que descarta que sea del último Charriere, pero, a medida que lee y ve que la letra es la misma hasta las últimas entradas del siglo XX, supone que el mismo doctor Charriere tomó las notas apuntando las fechas.
En sus estudios se habla de procedimientos para alargar la vida de los seres humanos. También hay fichas de sujetos que ha conocido con rasgos de batracio que tienen una vida más longeva que los demás seres humanos. Hay notas sobre deidades antiguas, dioses arquetípicos, descubre Atwood, con gran sorpresa. Y unas criaturas denominadas "Los profundos", que parece una especie sub-humana.
Una noche él mismo percibe la figura de intruso, pero lo espanta. Cuando otra noche la extraña figura vuelve a la casa, Atwood está preparado para perseguirlo, ya que cree que tiene que ver con el cirujano. Tiene una pistola Luger con la que ataca al intruso y le dispara cuatro veces haciendo diana, aunque no lo mata del todo. La criatura se mete por el pozo y Atwood la sigue. Se da cuenta de que es otra ruta para ir a la tumba del doctor Charriere. Descubre el ataúd abierto y dentro algo que ya no es humano, pero mucho tiempo atrás lo fue. El propio Charriere había aplicado sus métodos para prolongar su vida... Él mismo resurgiría tras un tiempo y sería el superviviente de su familia, el que reclamaría los derechos de la casa. Solo que ya no podrá hacerlo porque Atwood lo mató definitivamente.
Datos de interés
Este relato se puede encontrar en el volumen de Alianza "La habitación cerrada y otros cuentos de terror" de H.P. Lovecraft y August Derleth. Se suele reconocer como una colaboración póstuma.